Jueves 26 de Diciembre de 2024

13 de febrero de 2024

Más de 24 años preguntando “¿Dónde está Andrea López?”

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El 10 de febrero de 2004, a sus 24 años, Andrea fue asesinada a golpes por el ex boxeador Purreta delante de Emanuel, el hijo de apenas cuatro años que tenían en común. A partir de entonces, su cuerpo está desaparecido. El testimonio del niño fue fundamental para que el asesino recibiera en 2014 una condena por homicidio -cuando ocurrió el hecho no existía la calificación de femicidio- a 18 años de prisión, que escaló a 25 años al unificarse con causas por obligar a Andrea y a otras mujeres a ejercer la prostitución. Fue la primera vez en la jurisprudencia argentina que se condenó un homicidio sin encontrar el cuerpo de la víctima, salvo los casos de lesa humanidad. “Es muy fuerte porque uno pierde a su mamá y a su papá al mismo tiempo, es un gran vacío”, comenzó contando su hijo Emanuel, ahora con 24 años, durante una visita de Télam a la casa que comparte con su abuela materna, Julia Ferreyra. “Igual hay que pelearla. Mi abuela ya lo hizo estos 20 años, ahora me toca a mí seguir luchando para encontrar dónde está mi mamá”, continuó el joven. “Ella era una chica trabajadora, humilde y su causa la vinculaban con la prostitución”, recordó su madre. En contraposición, Purreta era un boxeador “en ascenso” por entonces consagrado campeón nacional, amparado por “poderosos contactos” y la connivencia “de la policía y las autoridades, que defendían al ‘campeón’”, apuntó Julia. La búsqueda de sus restos aún recibe esfuerzos del gobierno provincial, que hoy ofrece una recompensa de 1.500.000 pesos para quien aporte datos concretos que permitan localizarlos. “Al principio yo la buscaba viva, tenía esa esperanza dentro mío”, repasó Julia sobre los primeros pasos de una larga peregrinación judicial, y continuó: «Pero al tiempo, Emanuel empezó a hacer dibujos de su mamá con alas o la camioneta del padre con sangre». “Me daba cuenta que la estaban buscando viva y yo sabía que no lo estaba, lo fui contando como pude”, contó Emanuel sobre las primeras veces en que expresó a su familia materna lo que vivió aquella noche, que luego relató en Cámara Gesell y finalmente en el juicio. “Son fotos en mi cabeza que me atormentaron toda la vida, pero si nadie lo hubiese visto quizás hoy mi papá no tendría una condena”, reflexionó. Hace unos meses, y tras años sin verse cara a cara, Purreta le entregó desde la cárcel una carta a su hijo, donde le explica “por qué hizo lo que hizo”. “Me dice que se puso celoso de un vecino y la mató. Después de todo este tiempo, ese es su argumento y todo lo que tiene para decirme”, aseveró el joven, mientras la expresión se le endurecía. “Pensé que me iba a encontrar con un padre arrepentido, pero fue un juego que nos quiso hacer”, apuntó. En julio pasado, luego de tres pedidos de salidas transitorias rechazados, Purreta confesó espontáneamente el lugar donde supuestamente había enterrado los restos de Andrea que, sin embargo, no fueron hallados tras meses de búsqueda. El joven ahora es papá de una nena y trabaja en la construcción. Sus rasgos y su personalidad, según dice su familia, le recuerdan a Andrea. “A mí me gusta que me vean parecido, que encuentren a mi mamá en mí”, expresó Emanuel.

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