“La violencia sigue escalando y las autoridades del colegio no se ocupan ni se preocupan, la Unidad Funcional Local no hace nada y la Justicia no puede intervenir porque son menores de edad, así que los alumnos y los padres estamos desamparados”, expresó una vecina de la localidad.

Durante el primer cuatrimestre, se registraron varios episodios de violencia dentro y fuera de los colegios secundarios Licenciado Hugo Peinetti y Manuel Belgrano. Como medida preventiva, recientemente se dispuso una presencia policial en el turno matutino, con patrulleros y efectivos que se apostan al mediodía sobre la calle Juan B. Alberdi, entre Sarmiento e Italia, para custodiar la salida del alumnado.

Pese a que la problemática llegó a oídos de funcionarios del ámbito educativo tanto local como provincial, y se realizaron encuentros interministeriales para abordar el tema, los resultados han sido escasos. El receso invernal trajo un alivio momentáneo, pero las familias esperan una solución más efectiva de cara al reinicio de clases.

Consecuencias concretas

Una madre que dialogó con esta corresponsalía describió las secuelas físicas y emocionales que enfrentan varias víctimas:
“A un chico que le tienen que hacer una cirugía de nariz por los golpes que le dieron, otra chica fue trasladada a General Pico por los golpes y mi hija no quiso volver más al colegio y estudia online”, detalló.

La mujer explicó que la situación se agravó con el paso de los días:
“¿Cómo arrancaron estos hechos?... esto arranca con una pelea a la salida del colegio. Venían chicos que no iban al colegio y esperaban que salieran los estudiantes para agarrarse a golpes. Se pegaban con manoplas que compraron en Mercado Libre. Uno de los chicos le quebró el tabique a un alumno del colegio Manuel Belgrano”, relató.

También denunció falencias en los controles de acceso al establecimiento:
“Cuando agredieron a mi hija nadie se lo esperaba y nunca supimos por qué le pegaron. A mi hija la mandé al colegio, la tuve que ir a buscar al hospital y salió con puntos en la cabeza. Después la tuve que llevar dos veces más por los dolores de cabeza que tenía por los golpes que le dieron”, afirmó.
Según contó, la agresora ya estaba sancionada previamente, pero “nadie controla el ingreso ni el egreso al edificio escolar”, lo que le permitió entrar nuevamente.

La violencia no solo afectó a la víctima directa:
“Mi hija no quiso volver más al colegio porque tenía miedo y ahora estudia online. Quedó afectada psicológicamente y también esta situación afectó a mi hijo de 10 años”, lamentó.

Finalmente, la mujer expresó su frustración ante la falta de soluciones:
“Acá pensaban que era una situación pasajera y después no lo pudieron parar más, y se metieron algunos padres, amenazaron a una directora y la policía hace dos meses que está afuera del colegio y no lo pueden parar. Como son menores de edad la Justicia no puede actuar, la Unidad Local no hace nada para solucionar este problema y los chicos no quieren ir más al colegio”, concluyó.