Jueves 15 de Mayo de 2025

21 de abril de 2025

Lanzó a su esposa al río y ahora asegura que sus suegros quieren asesinarlo

Un trágico hecho ocurrido en Necochea ha conmovido a la comunidad local y a toda la provincia. Magalí Vera, de 34 años, fue víctima de un femicidio tras una discusión con su esposo, Javier Cerfoglio, de 39. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 1° de diciembre, en medio de un diluvio intenso, tras una celebración de casamiento en un salón cercano a la ruta provincial 86.

Según las cámaras de seguridad, la pareja se retiró alrededor de las 4:00 de la madrugada. Lo que sucedió después quedó registrado y resulta difícil de entender: Cerfoglio agredió brutalmente a Magalí en plena calle, arrojó el auto al Río Quequén y, bajo las circunstancias de la agresión, ella, madre de un niño de 12 años, murió ahogada. La autopsia confirmó golpes de violencia de género y muerte por asfixia por sumersión, sumándose a la evidencia uno de los registros audiovisuales que documentan la secuencia del hecho.

El presunto agresor fue detenido en la cárcel de Batán, donde permanece desde entonces. Sin embargo, en los días posteriores al homicidio, Cerfoglio comenzó una campaña de hostigamiento contra los suegros de Magalí, Felipe “Tito” Vera y Stella Maris Castro. Tras su ingreso en prisión, denunció que ellos estaban ofreciendo dinero con el fin de atentar contra su integridad, y advirtió con responsabilidad: “Si me pasa algo, hago responsable específicamente a la familia Vera”.

En los últimos días, Cerfoglio profundizó sus amenazas con una carta y un llamado telefónico, en los que aseguró haber recibido la advertencia de que un ex compañero de trabajo y los hermanos de Magalí “lo van a eliminar”. En entrevista con Clarín, el padre de Magalí expresó su dolor y su repudio: “Nunca pensé que este asesino nos haría tanto daño. Tras la aberración, sigue y sigue, haciéndonos daño. Quiero justicia divina y que arda en el infierno”.

El 1991, "Tito" llegó a Necochea desde Santo Tomé, en Santa Fe, para desarrollar su carrera como capitán en remolcadores del puerto de Quequén. Tras jubilarse en 2015, formó una familia con Stella, con quien tuvo cuatro hijos: Sebastián, Melina, Fernando y Magalí, quien tenía menos de un año cuando la familia se instalaron en esa zona.

En su entorno familiar, los hijos heredaron la pasión por el mar. Javier, el mayor, practicó la misma profesión, aunque fue despedido durante el inicio de la presidencia de Javier Milei, tras lo cual cobró una indemnización y fue reempleado. Magalí, por su parte, dejó su empleo en una oficina municipal y comenzó a incursionar en el mundo de la repostería, ayudando a una vecina a crecer en ese rubro, para luego independizarse. Sin embargo, su evolución profesional fue motivo de reproches por parte de Cerfoglio, quien no toleraba su mayor autonomía y le reprochaba incluso que no cocinaba para él.

"Magui" y su esposo se separaron por casi 30 días seis meses antes del hecho, un período que la joven consideraba una forma de alivio. En redes sociales, compartían fotos de momentos felices y expresaban sentimientos de cariño, lo que contrasta duramente con la realidad que les tocó vivir: un crimen que no pudo prever nadie.

Testigos en la celebración relataron que Cerfoglio mostró un comportamiento distinto al acostumbrado. En la boda, de acuerdo con lo que recordó Stella Maris, parecía un hombre tímido y respetuoso, pero en el transcurso de la fiesta se enajenó, bailando de forma descontrolada y hostigando constantemente a Magalí, incluso durante la noche, cuando la acosaba en la mesa y le hablaba al oído.

Al momento de la partida, Magalí expresó su cansancio tras un incidente en el baile, y su madre intentó persuadirla de quedarse más tiempo, pero ella decidió irse bajo la lluvia, en el auto Honda Fit rojo, con su pareja. Cercanos al lugar no sospecharon que esa sería la última vez que la verían con vida. La pareja fue encontrada a las 5:08, cuando "Tito" Vera recibió un llamado informándole que el vehículo de su hija había caído al río y que Magalí estaba en el interior.

Los peritajes revelaron que el viaje del auto había sido más de 50 metros desde la ruta hasta el río, sin indicios de frenadas o maniobras de evasión, lo que llevó a interpretar que la caída había sido un acto deliberado. La escena generó conmoción y una enorme tristeza entre familiares y vecinos. La hermana de Magalí, Melina, fue la primera en notar que algo andaba mal al ver las ruedas del auto, completamente rectas, y entender que la tragedia había ocurrido por la acción del esposo.

Durante la desesperada búsqueda, Javier Cerfoglio mostró un comportamiento confuso y violento, intentando que lo ayudaran a conseguir las llaves de la casa donde vivía su familia, además de amenazar con quitarse la vida y pedir armas. La policía y los buzos de Prefectura lograron localizar el cuerpo de Magalí debajo del muelle a las 7:30, en un hallazgo desgarrador que confirmó la gravedad de la situación.

El velatorio fue un acto de profundo dolor y resignación. La madre de Magalí decidió no realizar traslado con cajón cerrado, y en su lugar, se llevó a cabo el tributo en presencia de amigos y familiares, en un contexto de angustia. La escena estuvo marcada por imágenes de golpes y heridas visibles que revelan la brutalidad de la violencia de género, en un contexto de especulación sobre las circunstancias que llevaron a la tragedia.

Las cámaras de seguridad mostraron la brutal agresión previa en la calle 50 y 53, y la maniobra del automóvil hacia el río. Cerfoglio fue sometido a la autopsia y los resultandos señalaron que la causa de muerte fue por asfixia por sumersión, además de golpes compatibles con violencia de género. La justicia avanzó con cargos por femicidio y agravantes como ensañamiento y alevosía, y la condena a perpetua parece estar asegurada.

El padre de Magalí, "Tito", criticó la actitud del acusado, quien nunca pidió perdón ni asumió el homicidio. La familia expresó su rechazo a cualquier forma de venganza, solicitando justicia y reparación, y lamentando que la violencia haya llegado a ese extremo tras años de una relación marcada por el control y el abuso.

El fiscal Marcos Bendersky, responsable de la investigación, afirmó que el homicidio calificado tiene una condena segura de prisión perpetua. La comunidad de Necochea aún intenta procesar la magnitud del dolor y la injusticia que significó la pérdida de Magalí, un acto que impactó profundamente a todos los que conocieron su historia.

“Este crimen es una tragedia que nos recuerda la importancia de luchar contra la violencia de género y la necesidad de protección efectiva para las víctimas”, afirmó una fuente judicial.

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