7 de octubre de 2025
Milei rockea mientras sus funcionarios buscan un nuevo préstamo del tesoro nacional en Estados Unidos

Esta es la banda presidencial**”, anunció eufórico al presentar a su grupo: la diputada Lilia Lemoine en coros, los hermanos Benegas Lynch en bajo y batería, y una puesta en escena que incluyó hasta pasos de baile prohibidos. La mezcla de política, ego y espectáculo alcanzó un nuevo nivel: un presidente en versión estrella de rock, completamente alejado del suelo que pisa su país.
Mientras tanto, fuera de la burbuja del Arena, Parte del gabinete busca desesperadamente en Estados Unidos un nuevo préstamo del Tesoro Nacional; las universidades agonizan sin presupuesto; los jubilados sobreviven con bonos que ya no alcanzan ni para una semana de medicamentos; la obra pública lleva dos años paralizada y los hospitales se caen a pedazos.
Desde temprano, ensayó con su “banda presidencial”, como si fuera un artista de gira y no el responsable de un país en crisis. “**Demoliendo Hoteles**” de Charly García fue su primer tema —una elección que no deja de ser simbólica—, seguida por “**Rock del gato**” de Ratones Paranoicos, mientras afuera se demolían los pocos restos de esperanza que le quedan a millones de argentinos.
La realidad virtual que Milei habita parece más cómoda que la realidad tangible del país. Sus seguidores lo vitorean como un mesías libertario, pero el resto del país mira atónito cómo **el jefe de Estado se desentiende del drama social y económico que él mismo profundiza**.
Los comunicadores más afines intentan instalar la idea de un “líder excéntrico” para borrar el mote de “corrupto” que sobrevoló su entorno tras los casos de Libra, Españuolo** o el **narcoescándalo de Espert Pero lo cierto es que el espectáculo no puede tapar el vacío.
Mientras Milei canta, **los recursos naturales del país son saqueados por multinacionales**, el litio y el oro salen por la puerta grande, los ríos son alambrados, el agua contaminada y las tierras concentradas en pocas manos. Un país inmensamente rico que se empobrece cada día más, sostenido por la fe ciega de unos pocos y la resignación de la mayoría.
El show de Milei, en definitiva, no es más que una metáfora del gobierno que encarna: luces, gritos, fanatismo, euforia… pero sin contenido, sin rumbo y sin empatía. Una Argentina que parece cantar “Libertad”, mientras se apaga lentamente bajo los acordes desafinados de un presidente fuera de sí.
Porque si esta es la “libertad” que nos prometen, "la única libertad que tendremos será la de morirnos con dignidad", esperando que, algún día, alguien vuelva a poner los pies en la tierra.