10 de septiembre de 2025
Ziliotto exigió a Milei que no vete las leyes que impulsaron los gobernadores

"Nosotros ya habíamos anunciado que este modelo económico no cerraba. La gente lo hizo saber en las urnas", señaló Ziliotto. Desconfianza ante la convocatoria de Milei a los gobernadores: "Tiene que haber gestos de buena voluntad", alertó.
"Se plebiscitó la gestión de Milei". El gobernador Sergio Ziliotto destacó este miércoles el resultado de la elección bonaerense del fin de semana pasado y lo consideró un mensaje directo hacia el presidente. También mostró su desconfianza sobre la convocatoria a los gobernadores del presidente Javier Milei a una mesa política. "Puede ser otro Pacto de Mayo. Nos convocaban a una foto para el FMI. Para eso que no cuenten con nosotros", aclaró.
Ziliotto condicionó a "gestios de buena voluntad" para dar una respuesta positiva a la convocatoria lanzada por Javier Milei para reunirse con los gobernadores después de la paliza electoral del domingo pasado. "Tampoco es una convocatoria, es un anuncio a través de las redes sociales. No tiene forma institucional y quizás hasta marca cuál es el valor que le da el gobierno nacional al diálogo: un diálogo con respeto, en el cual se buscan consensos y no se imponen decisiones. No es la primera vez. Ha habido reuniones; cada vez que nos invitaron fuimos, pero nunca obtuvimos respuesta. Por eso, hasta que no se cumpla, es imposible hablar de un diálogo franco, no solo con La Pampa, sino también con otros gobernadores que ya lo explicaron públicamente", señaló en una entrevista con Radiokermes.
—¿El gobierno necesita gobernabilidad?
—Creo que sí. Claramente, lo advirtieron porque, primero, ya habíamos anunciado que este modelo económico no cerraba. Y la gente lo expresó en las urnas en la provincia de Buenos Aires. Pareciera que esa búsqueda de gobernabilidad plantea repetir el mismo esquema: sostener un modelo donde no hay indicios de desarrollo, crecimiento con inclusión, producción ni trabajo.
—¿Es posible seguir confiando en este modelo?
—En ese esquema es muy difícil. Lo dijeron incluso quienes lo apoyaron. Es imposible seguir creyendo mientras no cumplan con sus obligaciones: no solo con promesas, sino también con las leyes, con la Constitución y con las provincias. Así es muy difícil que exista un diálogo fructífero.
—¿Y si Milei no llama a una mesa de diálogo real? ¿Qué debería hacer el gobierno para demostrar que esta vez es distinta?
—Tiene la oportunidad de demostrarlo. Primero, no debería vetar la ley de ATN aprobada por el Congreso. Segundo, debería garantizar los votos para aprobar la ley del impuesto a los combustibles, que no se usa para su fin específico: reparar rutas. Claramente, deben existir gestos de buena voluntad. Y si la primera acción, después de convocar al diálogo, es vetar una ley que quita recursos a las provincias, queda claro que no hay vocación de consensuar. Ese fondo se integra con lo que aportan las provincias y el Congreso ya marcó la división de poderes.
—¿El equilibrio fiscal justifica este tipo de medidas?
—No se puede sostener esa bandera ficticia del equilibrio fiscal a costa del ajuste al pueblo, del incumplimiento de leyes y de la Constitución. Eso demuestra que no hay voluntad de diálogo ni de búsqueda de gobernabilidad. Más aún cuando se insiste en no modificar el rumbo y acelerar las medidas de este plan económico. En ese escenario, no nos van a tener avalando un modelo de ajuste, represión y crueldad.
—¿Dio miedo escuchar al presidente decir que va a ir más rápido después de perder las elecciones?
—Tal cual. ¿Da miedo o duele que se profundice un modelo que ajusta a las familias, empobrece a una enorme parte de la sociedad y concentra la riqueza en cada vez menos? Claramente, la sociedad, y más en elecciones de medio término, premia o castiga la gestión. El resultado en Buenos Aires marca cuál es hoy la situación del país.