26 de junio de 2025
Un influencer dona unas zapatillas a Cruz Roja y descubre que acaban en un mercado de ropa de segunda mano

Un influencer alemán ha sido víctima de una estafa por parte de Cruz Roja tras depositar unas zapatillas en un contenedor solidario supuestamente destinado a ayudar a personas en situación vulnerable. Sin embargo, lo que descubrió gracias a un dispositivo AirTag de Apple revela una realidad muy diferente sobre el destino de la ropa donada.

El protagonista de esta historia es Moe.Haa, creador de contenido que decidió investigar qué ocurre realmente con las prendas que miles de ciudadanos depositan de buena fe en los contenedores de recogida de ropa de la Cruz Roja alemana, especialmente en ciudades como Starnberg, donde comenzó su experimento. Para ello, escondió cuidadosamente un AirTag dentro de una vieja zapatilla, asegurándose de que no pudiera caerse durante el trayecto.
Su investigación comenzó cuando introdujo el calzado en uno de los aproximadamente 25.000 contenedores que la Cruz Roja tiene en Alemania —de un total estimado de 120.000—. A partir de ese momento, y mediante la aplicación ‘Buscar’ de su iPhone, comenzó a rastrear el recorrido del objeto. Primero pasó por Múnich, después por varias ciudades europeas —Austria, Eslovenia, Croacia— y, finalmente, se detuvo en Bosnia y Herzegovina.
El rastreador indicaba que el objeto se encontraba en un mercado de ropa de segunda mano. En lugar de conformarse con la información a distancia, Moe tomó un vuelo a Bosnia, condujo hasta la localización señalada por el AirTag y, tras explorar el lugar, se encontró cara a cara con sus propias zapatillas… puestas a la venta por 10 euros.
Lejos de ser un punto de entrega gratuito para personas necesitadas, como muchos imaginarían, el mercado vendía las prendas donadas a precio simbólico pero lucrativo. Moe compró sus propias zapatillas sin revelar su identidad ni el objetivo real de su visita. Más tarde, preguntó a una empleada sobre el origen de la ropa. Esta respondió que su jefe las importaba desde Alemania, aunque negó que provinieran de donaciones.
El hallazgo plantea serias dudas sobre el destino final de la ropa que se deposita con fines solidarios. Aunque Cruz Roja ha intentado justificar estos movimientos como parte de una logística compleja, la falta de transparencia alimenta sospechas sobre un modelo de negocio oculto bajo la apariencia de ayuda humanitaria.
Este caso recuerda al de Brandy Deason, residente en Houston (EE. UU.), quien también utilizó AirTags para seguir el rastro de residuos reciclables. Su investigación demostró que toneladas de plástico acababan en vertederos no autorizados, desatando un escándalo que culminó con la dimisión del jefe de gestión de residuos de la ciudad.
En ambos casos, ciudadanos anónimos han puesto en evidencia la necesidad de fiscalizar más a fondo lo que ocurre con las donaciones, ya sean textiles o medioambientales. La tecnología, en forma de pequeños rastreadores, se ha convertido en una herramienta poderosa contra la opacidad institucional.